lunes, junio 25, 2012

La trampa del desempeño



Los israelitas, una nación que se extravío en el camino, que perdió la esencia de la relación correcta con Dios que es por la fe se encuentra en una posición difícil, y Pablo, israelita, quien ama a sus compatriotas, explica la situación de su pueblo, como, Dios en su soberanía, los escogió, pero la verdadera elección fue por la fe, dejando de entre todo un pueblo solamente un grupo pequeño que continúan el llamamiento que fue dado a sus antepasados.
Rom 9:30  ¿Qué diremos a esto? Que, por medio de la fe, Dios ha hecho justos a los paganos, que no buscaban la justicia. En cambio, los israelitas, que querían basar su justicia en la ley, no lo lograron.
Pero no solo eso, sino que ahora, Dios abrió la oportunidad de salvación a todos los hombres, incluyendo a los mismos israelitas.
Pablo explica: El error de los israelitas fue buscar su justificación mediante la obediencia y no mediante la fe. Y este es un error en el que todos podemos caer, me incluyo: cuando conocemos a Dios y somos salvados no es por nuestra forma de vivir o por nuestro arrepentimiento sino por confiar en la obra de Cristo, pero a medida que vamos creciendo en el conocimiento y entendemos que Dios se agrada de la obediencia, de la santidad, de la piedad tendemos a pasar nuestra confianza de la obra de la Cruz a nuestra propia obra, y nuestra relación pasa a basarse en lo que hacemos, aunque de palabra digamos que es por fe.
¿Es bueno buscar ser obedientes?, claro que es bueno, el problema está en pensar que nosotros somos mejores o agradamos a Dios por ser obedientes, la verdad es que nada de los que hagamos logrará que  Dios nos ame más o esté más cercano a nosotros, la medida de su amor es La Cruz y la medida de su cercanía es que Su espíritu mora en nuestro corazón.
  • Dios ha hecho justos por medio de la fe a los que no buscaban justicia.
  • Los que buscaron ser justos por medio de la obediencia no lo lograron.
Son dos tremendas afirmaciones, y en ellas están resumidos la mayoría de fracasos del cristiano, y Pablo continúa explicando el motivo:
  • Se basaron en sus acciones y no en la fe
Me pregunto:
  • ¿Cuántas veces al día medimos nuestro desempeño?
  • ¿Cuántas veces nos sentimos culpables de no hacer algo que se supone que hiciéramos?
  • ¿Cuántas veces al día hago algo porque se supone que es lo que debo hacer?
Es una trampa en la que caemos diariamente, y el problema es agraviado por el enemigo de nuestra alma, nunca faltan sus palabras: — eres un mal hijo, eres un mal cristiano, eres un mal líder, eres un mal discípulo, eres un mal amigo, etc.
Pablo dice y más que Pablo, Dios nos dice:
Gal 3:1 ¡Gálatas insensatos!,  ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad,  a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente crucificado?
Literalmente nos dice, FALTOS DE SESO, eso no se hace, no se puede cambiar la justificación de Dios por una buena conducta, no se puede basar nuestra relación con Dios por nuestro desempeño, si en un principio lo tuve claro debo mantenerlo claro, Jesús fue crucificado por amor a mí.
¿Por qué? Porque no se basaban en la fe, sino en sus propios hechos. Por eso tropezaron con la “piedra de tropiezo” que se menciona en la Escritura: “Yo pongo en Sión una roca, una piedra con la cual tropezarán; el que confíe en ella, no quedará defraudado.”
Este versículo dice algo importantísimo: Dios ha puesto esta piedra de tropiezo en nuestro camino a fin que no nos desviemos, la piedra de tropiezo contra la religiosidad, contra el legalismo, contra la justicia propia es Nuestro Señor Jesucristo, y nos da una promesa: El que confié en Cristo y en su obra redentora no será defraudado.
Alguien le pregunto a Jesús: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
Jesús les respondió: Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él ha enviado.
¿Esto significa que no debemos hacer nada? FALSO, cada cosa que hagamos debe estar fundamentada en la confianza que Dios hará algo a través nuestro.
Nadie como Max Lucado en su libro “Aligere su Equipaje” para explicar claramente esto:
Fue al mismo tiempo el momento más hermoso y más terrible de la historia. Jesús estuvo en el tribunal del cielo. Extendió una mano sobre toda la creación, y rogó: «Castígame a mí por sus errores. ¿Ves ese homicida? Dame su castigo. ¿La adúltera? Yo llevaré su vergüenza. ¿El estafador, el mentiroso, el ladrón? Hazme a mí lo que ellos merecen. Trátame como tratarías a un pecador».
Y Dios lo hizo. «Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios» (1 Pe 3.18)
Sí, la justicia es lo que Dios es, y sí la justicia no es lo que nosotros somos, y justicia es lo que Dios exige. Pero Dios «ha manifestado la justicia» (Romanos 3.21) para hacer que la gente esté en buena relación con Él.
David lo expresa así: «Me guiará por sendas de justicia» (Salmo 23.3).
La senda de justicia es una huella estrecha que sube serpenteando hacia una empinada montaña. En la cumbre hay una cruz. En la base de la cruz hay bolsas. Incontables bolsas llenas de innumerables pecados… Mi única contribución fue mi propia confesión. Nosotros diremos lo mismo por toda la eternidad.
(Necesito tu gracia, siento mi tanque vacio, hay gran falta de verdadero amor, y presumo que muchos están así, perdona mi corazón egoísta, dame un nuevo corazón, un corazón que ame, un corazón que se preocupe, que busque una necesidad y la supla con amor… últimamente siento mucha ira, preocupación, decepción, necesito volver a los pies de tu cruz, volver a tener un encuentro contigo, aquí estoy, se que vendrás), (Esta es tu respuesta, ¡¡¡Gracias!!!)

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