jueves, julio 19, 2012

¿Qué dice la Biblia acerca de los tatuajes? ¿Puedo hacerme un tatuaje moderado?


DL
El único lugar en el cual la Biblia habla de tatuajes es en el Antiguo Testamento. Para ser más preciso, en Levítico 19 , La Biblia dice: Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.Cuando este texto habla de no imprimir en nosotros señal alguna, está hablando de no hacernos tatuajes en la piel. Así es como aparece el mismo texto en otras traducciones de la Biblia, por ejemplo en la Nueva Versión Internacional, en la cual se lee: No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor. Las naciones paganas que habitaban en la tierra que Dios prometió a su pueblo tenían la costumbre de tatuarse la piel, por eso Dios prohíbe a su pueblo que adopte esta costumbre. Note lo que dice Levítico 18:30 Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.
Es obvio que Dios quería marcar una diferencia entre lo que practicaban los pueblos paganos y lo que debía practicar su pueblo escogido. Entre ello, el no tatuarse la piel.
El Nuevo Testamento, por su lado, guarda silencio con respecto a los tatuajes en la piel. Respetando como el que más a los amigos,amigas  que tienen una convicción diferente, mi posición a este respecto es que los creyentes que todavía no tienen tatuajes en la piel, no deberían hacérselos. ¿Por qué? Por varias razones
La primera, porque en el Antiguo Testamento existe un antecedente en el cual Dios prohíbe a su pueblo que se hagan tatuajes en la piel. Cierto que hoy no vivimos bajo la ley del Antiguo Testamento, pero por el hecho que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre el asunto de los tatuajes, sería aconsejable adoptar lo que el Antiguo Testamento enseña sobre este asunto.
La segunda, porque Dios siempre espera que los creyentes tengan un estilo de vida diferente al del mundo. Usted sabe que para el mundo no hay problema con hacerse los tatuajes que se quiera, entonces los creyentes deberían adoptar algo diferente a este respecto.
La tercera, porque los tatuajes pueden llegar a ser una piedra de tropiezo para otros creyentes que tienen la convicción de que un creyente no debería tatuarse la piel. La palabra de Dios nos ordena no hacer nada que haga tropezar a un hermano débil.
La cuarta, porque los tatuajes son muy comunes en personas que no tienen respeto hacia la persona de Dios, hacia el pueblo de Dios y hacia la palabra de Dios. No sería justo por tanto que los que sí tenemos respeto hacia la persona de Dios, hacia el pueblo de Dios y hacia la palabra de Dios adoptemos esa práctica. Con esto no estoy afirmando que todo el que se hace tatuar la piel es contrario a Dios. Lo que estoy diciendo es que existe una tendencia de aquellos que son contrarios a Dios a tatuarse la piel.
La quinta, porque a través de los tatuajes en la piel, por más cuidado que se tenga al hacerlo, se introducen al cuerpo sustancias nocivas para la salud. Yo no sé como será en otros países, pero al menos en Ecuador, la cruz roja no acepta sangre de donantes que tengan tatuajes en la piel. La palabra de Dios nos ordena cuidar nuestros cuerpos porque no son nuestros, pertenecen a Dios y mal haríamos contaminándolos con sustancias que a la larga pueden resultar en graves enfermedades. Así que, en resumen, mi opinión amigo,amiga  es que no se haga tatuajes en la piel, ni siquiera lo que usted ha calificado como un tatuaje moderado.

Londres 2012: el atleta que encontró la paz al cruzar la meta de primero

Londres 2012: el atleta que encontró la paz al cruzar la meta de primero

Pérez se llevó el oro en los 20km de Atlanta 96.
Poseedor de las dos únicas medallas conseguidas por Ecuador en toda su historia olímpica, Jefferson Pérez se impuso en los 20km de Atlanta 1996 y doce años más tarde logró la presea de plata en la misma prueba en Pekín 2008.
Triple campeón mundial (2003, 2005, 2007) es considerado como uno de los mejores atletas de todos los tiempos en su especialidad.
BBC Mundo diálogo con Pérez en su Cuenca natal.
Remontémonos a aquel viernes 26 de julio de 1996 en Atlanta ¿Qué recuerda de ese momento en el que entró al estadio olímpico sabiendo que era el primero y que así iba a cruzar la meta?
Yo no me imaginaba cruzando la meta como campeón olímpico, me empecé a imaginar ofreciéndole a un Dios el talento que él me prestó. Él me prestó ese talento y yo empezaba a pagar mi deuda.
Eso en cuanto al aspecto espiritual, emocional; en cuanto al aspecto físico, totalmente destrozado. Mi corazón estaba a más de 200 pulsaciones por minuto. Mi presión arterial estaba a punto de explotar. Es difícil poder explicar "me duele la pierna, me duele el corazón, me duele el cabello".
Uno cruza la meta con todo el organismo destrozado pero a la vez se encuentra una paz. En mi caso, en el momento de cruzar la meta, era una paz infinita.
Hacía cuatro años habían criticado fuertemente mi participación en los Juegos Olímpicos (Barcelona) de 1992. Entonces todo ese lastre de rencor, de odio, de ira, de frustración, guardado durante cuatro años, trabajando durante cuatro años, al fin me podía despojar de eso.
Ahora ya no había ira, ya no había rencor, había solo paz, equilibrio. De la gente que habló fuerte contra mí, lo único que quería –probablemente- es que ya no hablen, ni siquiera que hablen bien de mí, que no hablen. Porque no lo hice por ellos en particular, lo hice por toda una nación.
¿Al momento de cruzar la meta se es consciente de lo que se ha logrado o recién cuando le cuelgan la medalla al cuello uno lo entiende?
El marchista participó en cinco Juegos Olímpicos y conquistó las dos únicas medallas en la historia de Ecuador.
A mí me pasó en el momento en que subí al podio y escuché mi himno. Ahí. En ese momento traté de entender, cuando vi a todo un estadio repleto de pie, escuchando un himno, escuchando una identidad, escuchando una nación. Y todo el mundo observando a través de la televisión.
En ese momento quizás entendí. No era un patriotismo de armas, era un patriotismo de dignidad, un patriotismo de humildad, de representación, de sentirme orgulloso de decir que teníamos las mismas oportunidades de cualquier otro país de intentarlo.
Y fue fantástico cuando yo regresé a Ecuador. La gente superamable, supergenerosa, me dieron un departamento, me dieron una casa, me dieron un carro, me dieron cariño, en los restaurantes no me cobraban, en los hoteles me decían "Jefferson tome la suite".
Todo era como una burbuja y en el medio de eso llega mi hermano con un cassette, un VHS. ¿Qué era eso? Lo importante no era el cassette, era su contenido.
Eran las emociones de la gente llorando cuando yo cruzaba la meta, los periodistas gritando, la gente abrazándose, los que estaban de enemigos juntándose, sintiendo que era una sola nación. Ése es el regalo.
Entonces la medalla no es tan importante. La medalla no es más que la llave de una casa. ¿Qué es más importante, la llave de la casa o estar en la casa y sentirse feliz?
Usted hablaba de su carrera olímpica. Fueron 16 años entre 1992 y 2008. Este no suele ser el caso de muchos atletas olímpicos, algunos tan solo participan una vez en los juegos. ¿Cómo es esto de jugarse todo cada cuatro años?
"Uno cruza la meta con todo el organismo destrozado pero a la vez se encuentra una paz. En mi caso, en el momento de cruzar la meta, era una paz infinita"
Yo creo que más allá del tema deportivo es una experiencia de vida. Es lo mismo que le pasa al médico cuando, después de haber estudiado, entra por primera vez a su cirugía, a su cirugía de corazón, y es el primer ser humano que va a tener en el quirófano.
Y por supuesto que se ha preparado, pero a veces uno puede tener la conciencia de que Dios le pone para ese instante, para ese momento. Y ahí no se terminan los sueños del médico, al contrario, ahí empiezan.
Creo que lo mismo ocurre con un deportista olímpico que llega a la Olimpíada. Si logra conseguir la llave de la vida que le va a dar mayores oportunidades, pues ahí recién inicia.
Y si no logra, pues simplemente hay una reingeniería para continuar el proceso.
De hecho a mí me sucedió en el año 2004 que era superfavorito, había roto récords del mundo, gané todo y en teoría esa medalla de oro era mía.
Pero a veces Dios le jala la atención a uno, le reprende un poquito y le dice "necesito que pienses bien las cosas".
Yo recuerdo que en el año 2004 mi objetivo era ganar la medalla olímpica, entrené para eso, estaba listo para eso, mi vida estaba planeada, que iba a hacer esos cuatro años, estaba todo listo y no resultó.
Y ahí aprendí sobre la humildad. Yo me sentía campeón antes de hora. Y creo que ésa es una falta de respeto. Esos son los dos factores que aprendí: humildad y respeto.
Respeto a tus rivales y humildad porque el talento que Dios te da es para beneficio de los demás, no para tú empoderarte de medallas.
¿Cómo va a seguir Londres 2012?
Pérez fue recibido en Ecuador por todo lo alto tras la conquista de la medalla de oro en Atlanta 96.
Bueno, tenemos un convenio con un canal americano para ser especialistas en las competiciones de atletismo. Tengo la candidatura para la Comisión de Atletas durante los juegos.
Entonces iré para allá, contento y esperanzado porque creo que particularmente Ecuador este año tiene un equipo muy bueno.
Un equipo que no se formó en los últimos seis meses, un equipo que ya viene trabajando cuatro, ocho años. Puede haber unas sorpresas lindas, que Ecuador por primera vez tenga más que una medalla, probablemente varias medallas. Sería fantástico, sería espectacular.
Y que rompamos ese paradigma de que en el primer caso tuvimos que esperar casi 50 años, en el segundo caso 12 años.
La última pregunta. Usted ama la marcha. Cuándo sigue la marcha, ¿sólo sigue a los atletas ecuatorianos o mira también a otros deportistas latinoamericanos?
Es un deporte de mucha ciencia y análisis. A veces he escuchado a ciertas personas decir "el salto con garrocha es impresionante, tanta biomecánica, tantos análisis". Pues igual en la caminata.
Yo me pasaba alrededor de ocho a diez horas al día haciendo análisis biomecánicos en la computadora. Además de eso tenía ocho horas de entrenamiento tanto físico como psicológico.
Ahora mismo fui a un campeonato sudamericano que hubo en Salinas (Ecuador) hace dos meses, y fue tan espectacular poder ver a un chico de Colombia cuya biomecánica era casi perfecta, creo que se llama Eider, que es el más jovencito del equipo de marcha colombiano.
Yo recuerdo que cuando lo vi marchar dije "¡guau, qué impresionante este chico, cómo marcha de bien!". Y uno de los dirigentes de bastante edad se me acercó y me dijo "así tú marchabas cuando eras muchacho".
Yo me sentí muy halagado porque nunca, honestamente, había visto a un chico con una fuerza tan tenaz, tan impresionante. Fue fantástico ver eso y que alguien diga "tú tenías un talento parecido".