miércoles, mayo 02, 2012

LOS PRIMEROS DIAS DE CASADO


LOS PRIMEROS DIAS DE CASADO


por Camilo León Reyes
Conocimos con mi esposa a una anciana que éste pasado mes de diciembre cumplió cincuenta años de casada con su esposo, y nos compartía que en ese tiempo habían pasado una infinidad de problemas y pruebas de parte de Dios en su matrimonio, que solamente habían podido sobrellevar esas luchas tomados de la mano de Jesús.
A una semana y días de haberme casado, el compartir con alguien que lleva “toda una vida” casada me hacía reflexionar en ¿Cuál es el éxito para llegar a ser un matrimonio duradero y feliz? Que son dos cosas muy diferentes pero que van de la mano.
Yo puedo compartir veinte, treinta o más años con mi esposa pero si no soy feliz no me he realizado como esposo, la perduración en el matrimonio no garantiza la felicidad en el mismo.
Para ser felices en el matrimonio lo principal es DEJAR QUE CRISTO SEA EL CENTRO DE NUESTRO MATRIMONIO. Sé que lo hemos escuchado todos los que estamos casados, pero eso es lo mas complicado que puede existir, te explico el porqué.
Cada quien tiene un ritmo espiritual diferente, a mi me puede gustar escuchar y ser ministrado a través de las alabanzas, pero ella prefiere estudiar La Biblia y llenarse de ella; puedo pasar tiempo sentado a la computadora escribiendo mensajes y ella (él) visitando a los hermanos de la célula familiar, puedo orar por cinco minutos y ella (él) querer orar por media ora más; en fin una gama de actividades espirituales que DEBEMOS DE APRENDER A COMPARTIRLAS JUNTOS, si me ministra escuchar alabanzas invitar a mi esposa (o) a compartir ese momento conmigo, si deseo escudriñar las escrituras debo decompartir con ella (el) la Biblia y escuchar su reflexión sobre ella, aprender a organizar el tiempo para visitar como matrimonio a otros hermanos que necesitan una palabra de ánimo.
El hacer de Cristo el centro del matrimonio no implica solamente que ambos serán cristianos y que realizarán actividades espirituales por separado, la Biblia nos instruye a los hermanos a ser sacerdotes de nuestro hogar y guiar a nuestra familia al blanco perfecto que es Cristo.
El matrimonio no es solamente para compartir un espacio físico juntos, compartir lo bello que Dios nos permite vivir, sino también el compartir la vida espiritual para llegar a ser verdaderamente felices, es necesario procurar estar al mismo “nivel espiritual” del cónyuge para ser buenos administradores de las bendiciones espirituales que Dios quiere darnos en nuestro hogar.
Cónyuge viene del sustantivo latino cónjugem, que está formado por la preposición con y el nombre jugem (‘yugo’).
El verbo conjungere significaba originariamente ‘unir (animales) con un yugo’, ‘uncir’. De ahí pasó a significar simplemente ‘unir’ y, en uno de sus usos figurados, ‘unir con el vínculo del matrimonio’.
La comparación parecerá hasta un poco pesada pero a la verdad al momento de contraer matrimonio estamos unidos EN TODO con nuestra esposa o esposo, por lo que debemos de pedir y hacer el esfuerzo por igual de caminar en la vida espiritual.
Recuerda que la Biblia nos manda a amar a nuestras esposas como Cristo ama a su iglesia y eso implica entregarnos completamente a ellas para apoyarlas, ayudarlas y guiarlas por el mejor camino que es la sana doctrina.
Las esposas son llamadas a ser sumisas a sus esposos, sin menoscabar la integridad y valor como mujer, estar al pendiente de lo que su esposo les sugiere que haga para el bien del hogar y ser siempre atentas y amorosas con ellos.

TE INVITO A QUE ESTE DIA PUEDAS COMPARTIR CON TU CONYUGE LA PALABRA DE DIOS, UNA ALABANZA Y UNA ORACION QUE FORTALEZCA Y AYUDE AL MATRIMONIO.

¿Estás dispuesto a pagar el precio?


¿Estás dispuesto a pagar el precio?


La mayoría de nosotros queremos ver en nuestra vida grandes resultados, pero pocos están dispuestos a pagarel precio para ver esos resultados que tanto anhelamos.

A veces quisiéramos que las cosas fueran tan fáciles como orar y que dos segundos después nuestra oración haya sido contestada, pero ¿Qué tal si las cosas no son así de fáciles?, ¿Estamos dispuesto a pagarel precio para ver esos resultados que tanto queremos ver?

Pensando en esto me remontaba a la historia de David, de cómo Dios envía a Samuel para ungirlo como próximo rey de Israel. Samuel al ungirlo lo estaba proclamando como próximo rey, pero había un pequeño inconveniente, actualmente había un rey, su nombre Saúl, eso quería decir que la promesa hacia David de ser rey de Israel no iba a ser instantánea, sino que sería todo un proceso, pero ¿Estaría dispuesto David a pagar ese precio?

Haber, imaginémonos la escena, Samuel llega a casa de Isaí padre de David, frente a él modelan todos los hijos de Isaí, altos, fornidos, guerreros, a tal punto que Samuel quedaba impresionado con cada uno que le presentaban y decía: “¡Seguramente éste es el ungido del SEÑOR!”, más Dios le respondía: “No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón” 1 Samuel 16:7 (Nueva Traducción Viviente). Pasaron todos y de pronto Samuel pregunta si no había otro más, entonces Isaí se recuerda de su hijo, aquel joven que andaba pastoreando las ovejas, ese jovencito que ni su papá lo tomaba en cuenta, porque si así hubiera sido, ¿Por qué no estaba en la lista de los elegibles?, ¿Por qué tuvo que mandarlo a llamar?, ni sus hermanos, ni su padre y quizá ni Samuel creían que de ese joven podría salir un rey mejor que Saúl a quien según dice la Biblia nadie en Israel lo sobrepasaba de hombros hacia arriba.

Ver llegar a David frente a Samuel, ha de haber sido todo un acontecimiento para la historia, sin embargo ese era el que Dios había elegido, pero ¿Estaría dispuesto David a pagar el precio?

Samuel unge a David sin embargo para que David llegara a coronarse como rey de Israel tuvieron que pasar aproximadamente entre 14 y 17 años, en los cuales muchos de ellos David anduvo huyendo de Saúl quien quería matarlo.

Por un momento imaginémonos a un David que fue ungido para ser rey, elegido por Dios, pero huyendo de Saúl, escribiendo sus mejores Salmos en medio de cuevas oscuras, montañas desoladas, en medio de gente endeudada, problemática, en un ambiente totalmente diferente para el que había sido elegido, ¿Estaría dispuesto a pagar el precio?

En todos estos años que pasaron antes que fuera proclamado rey, entre persecuciones y ocasiones de muerte, entre panoramas desoladores y que no tenían nada que ver con lo prometido, vemos a un David leal y confiado en que Dios cumpliría. David tuvo oportunidad de matar a Saúl antes que este lo matara a él, sin embargo tenía un lema: “Nunca le haré daño al rey; él es el ungido del SEÑOR” 1 Samuel 24:10c (Nueva Traducción Viviente), esa era la frase que no le permitía hacer nada en contra de Saúl, sin embargo Saúl sí que quería matarlo a él.

Sin duda personalmente la historia de David es una de las que más me emocionan y me ministran, porque me enseña el lado más humano de los siervos de Dios, ese lado que muchos no quieren demostrar pero que David no podía ocultar.

Muchos creen que mostrarse perfectos delante de un pueblo es “santidad”, pero más allá de la apariencia en público, Dios toma en cuenta nuestra intimidad con Él, esos momentos en donde nadie nos ve, solamente Él, esos momentos en donde realmente somos, quienes somos, y en donde no podemos ocultar lo que bien ocultamos a las personas.

Pensar en todo el precio que David tuvo que pagar para que la promesa de Dios se cumpliera en su vida, me motiva a seguir luchando, me motiva a querer pagar el precio también.

Quizá Dios te ha prometido a ti cosas hermosas y muchos quizá las quisieran ver ahora mismo, o dentro de unas horas, días o semanas, pero ¿Qué tal si primero tienes que pagar el precio antes de recibir lo prometido?, ¿Estarías dispuesto a pagar ese precio cueste lo que cueste?

David pago el precio, sin embargo cada cosa que tuvo que pasar, cada crisis, cada soledad, cada etapa de anonimato y cada año que pasaba le sirvió para madurar, le sirvió para forjarse como ese hombre que gobernaría de una forma única a ese pueblo, cada año antes de llegar al reinado le sirvió para convertirse en ese hombre de Dios, de carne y hueso, con errores y defectos, sin embargo, un hombre como Dios mismo lo describo: “Conforme a su corazón” (1 Samuel 13:14).

Quizá últimamente te has estado desesperando porque lo que Dios en su momento te prometió no se ve y lo peor es que no hay ni señales que eso se vaya a cumplir, sin embargo te quieropreguntar: ¿Cuándo Dios te promedio eso, también aceptaste pagar el precio?, ese precio que a lo mejor serán años, a lo mejor serán muchos momentos en los que te sentirás solo y abandonado, quizá persecuciones, comentarios negativos de la gente sobre tu sueño o tu anhelo, quizá muchos te tiraran lanzas esperando matar tus sueños, sin embargo a cada una de ellas te escaparas y cada experiencias te ayudara a forjar el carácter que Dios necesita en ti, para cumplir su promesa en tu vida.

No veas todo desde el punto de vista negativo, al contrario, acepta cada etapa de tu vida como parte del precio que tienes que pagar para ver cumplido aquello que tanto anhelas, porque si de algo debes estar seguro es que DIOS CUMPLIRÁ.

Quizá el precio que tengamos que pagar será muy doloroso y en ocasiones vamos a querer renunciar, pero NO TE DES POR VENCIDO, ¡Sigue Luchando! Porque esto no ha terminado, apenas comienza y el resultado que todo esto te dará, será el más asombroso que jamás pensaste, porque Dios tiene cosas maravillosas para tu vida.

Harás historia, cuando te decidas a ser valiente y pagar el precio que haya que pagar por ver cumplido lo que tanto anhelamos, pero termino con la misma pregunta que comencé:

¿Estás dispuesto a pagar el precio?