viernes, noviembre 16, 2012

Atleta Olimpico Ecuatoriano

Alex Quiñónez Martínez: 20 segundos 
Una mínima fracción de tiempo fue suficiente para cambiar la vida de Alex Leonardo, se convirtió en el séptimo velocista del mundo. Su imagen apareció en millones de pantallas y él, solo quiere seguir soñando.
Por Miriam Sánchez E. Fotos César Mera y archivo. 

Su aventura comenzó el día 7 de agosto de 2012 en los Juegos Olímpicos en Londres. Ese día, en la primera ronda en los 200 metros marcó: 20,28 pasando a semifinales. Un día después, impuso 20.37 marca con la que accedió a la final. “La primera carrera tú llegas ciego. A la segunda comienzas a pensar mucho”, cuenta Alex de 23 años, mientras admira la hermosura de las islas Galápagos. “Te juro que yo pensé que iba a llegar hasta la semifinal”, nos dice naturalidad y despojándose de poses. “A la tercera carrera yo estaba despedazado. Empezaron a presionarme. Tenía ganas de llorar, de regresarme a mi casa. Abría los medios de comunicación y uffff!. No pude dormir desde la segunda competencia”, dice Alex con una sencillez que impresiona. 
En la final, aquel 9 de agosto, cuando marcó 20,57 ubicándose como el séptimo mejor velocista del mundo. Alex confiesa que su mejor momento fue en la presentación. “Cuando moví la mano. Yo realmente en mi mente decía que hago ahora. Que iba hacer. Estaba sumamente nervioso. Al final gracias a Dios hice un buen papel”. 
Esos 20 segundos, fueron suficientes para que la vida del chico que creció en el barrio de la “Guacharaca” en Esmeraldas diera un giro total y él, lo reconoce “ahora tengo muchas más cosas que hacer, mira ahora estoy en Galápagos invitado, nunca me hubiera imaginado venir a esta linda isla, sino fuera por el deporte”, manifiesta con una amplia sonrisa. 
Alex también habla de nuevas responsabilidades y que hay limitaciones. “Ya no puedo hacer las cosas que hacía antes. Antes jugaba fútbol, ahora no puedo. Antes salía con mis amigos, ahora no puedo”, enfatiza. 

El mismo de siempre 
Tras los Juegos Olímpicos, Alex Quiñónez se convirtió en figura mediática. Mucho se habló de sus orígenes: “Mucha gente quiso hablar, se crearon historias, partes son verdad, pero solo me reía. La verdad es que cuando me retiré dos años me fui a Guayaquil trabajé de pintor y albañil. Luego volví a los entrenamientos” cuenta Alex quien disfruta de la música salsa, “es mi música preferida, no puedo dejar de escucharla”. 
También explica sobre el tema de los zapatos. “Mi comentario no fue para los Juegos Olímpicos, fue para cuando estábamos en los Panamericanos, todavía no tenía apoyo de nadie y la única empresa que me apoyó era Puma que me regaló esos zapatos. Eso fue lo que pasó, todo el mundo lo entendió mal”, e inmediatamente nos habla que tiene un gran deseo, “que vayamos más (deportistas) a los Juegos Olímpicos. Que el Gobierno termine con todas las peleas que tiene y que salgamos adelante todos los deportistas en conjunto, como en otros países que se unen. Estoy muy animado y feliz. Por mi cabeza pasan muchas cosas; primero, luchar por mi familia. Buscar apoyo económicamente y sicológicamente”, nos dice un Alex emocionado y manifiesta que su familia lo fortalece en especial, su tío, el sacerdote Juan Roberto Quiñónez. “El es quien me ha dado todo. Siempre está pendiente de mí, y que me siga apoyando”. Agrega Alex que está estudiando Cultura Física en Esmeraldas, pero “ahora necesito un curso de inglés, je je”. 
En la parte deportiva, cuenta su entrenador y quien ha estado junto a Alex desde los 14 años, Jorge Casierra, “En 2008 después de los Juegos Nacionales en Zamora dijimos por escrito que Alex tenía proyección para unos Juegos Olímpicos, no nos equivocamos. Aquí están los resultados. Ahora tenemos que seguir trabajando fuerte para alcanzar nuevos objetivos”, manifiesta. Por ahora “estamos entrenando con proyección a las competencias en pista cubierta que inician en enero. Tenemos un plan de trabajo, vamos a viajar posiblemente a Europa y Estados unidos. Visitando centros de Altos Rendimiento”. 
Casierra asegura que a Alex le “falta madurar un poco. Considero que debe asimilar esto con un poco más de tiempo, con la ayuda también de los profesionales de la sicología. El está muy motivado, nosotros necesitamos armar un equipo multidisciplinario. Todos nosotros necesitamos profesionalizarnos más en todo sentido. Tenemos confianza que podemos llegar lejos”, concluye Casierra.  
Esa motivación se siente en Alex, él es alegría y fuerza. Su vida cambio en 20 segundos sí, pero el sigue siendo el mismo. “Aspiro algún día tener una medalla olímpica. Hay que seguir nuestros sueños. Es que si no sueñas no estás vivo”.