PARA LEER
VERSO DEL DÍA
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. – Mateo 6:6
PARA REFLEXIONAR
La oración del Justo
Estos días he podido ser una buena tía pues he cuidado bastante al primer sobrino de la casa, Noah Timothy Harding. Aunque estuvo nueve meses en el vientre de mi hermana el nacimiento no fue el fin, fue sólo el comienzo. Ahora si empezó la labor de padres para Rich y Manu, han dormido muy poco, ya se están acostumbrando al llanto durante la madrugada, y pensar que Noah solo lleva unos días de nacido.
Los que recientemente han tenido bebé, creo que entienden lo que ellos están viviendo. Ahora, de la misma manera nosotros estamos naciendo a lo que Dios quiere con nuestras vidas. Estamos naciendo a su mundo. Despertando a la conquista y naciendo a la oración. Esta semana deseo enfocarme en el poder extraordinario que hay en la oración. En el transcurso de la historia vemos oraciones que cambiaron la historia de toda una generación, personas ordinarias como tu y yo entendieron su deber como sacerdotes de presentar oraciones delante del Padre.
Podemos mover montañas por medio de la oración, abrir los cielos y hacer historia. Sea que el impacto lo veamos inmediato o no; la oración del justo siempre es escuchada y nunca queda en el olvido. En la palabra de Dios todas las oraciones que están registradas fueron oraciones que hicieron historia, la de Ana fue una de estas. En 1 Samuel capitulo 1 está registrada su situación, aflicción, y solución. Ana decidió acudir a la oración, y no fue escuchada por oído humano pues la hizo con un corazón quebrantado y sincero, al punto que no salió palabra alguna de su boca. No la efectuó para que la escucharan los hombres sino para que la escuchara el Creador de los cielos, y lo increíble fue que su oración fue escuchada. ¿No es esto lo que anhelamos? ¿No es esto lo que hace historia? Que nuestra oración sea escuchada.
¿Por qué fue escuchada su oración? Ana logró unir su oración a la voluntad de Dios y rindió su vida al señorío total del Padre. Podríamos preguntarnos ¿Cómo pudo la oración de una mujer hacer historia? Algo que hace historia por lo general afecta a más de un individuo. Fruto de su oración nació el profeta Samuel.
Dios lo usó para hacer historia en toda la nación de Israel, pues fue el último juez de la nación; así mismo, trajo una renovación especial siendo el primer profeta. Increíble pensar que todo fue causado por la oración de una mujer que derramó su corazón delante del altar.
Luis Graf, reconocido evangelista, llegó a un pueblo que nunca había escuchado el evangelio y que aún no estaba muy receptivo al mensaje de salvación. El pueblo le dijo al evangelista: “Bueno, escucharemos lo que tiene que decir pero si nos demuestra el poder de su Dios. Le llevaremos al líder del pueblo quien sufre de una enfermedad crónica sin cura. Si su Dios lo sana, lo escucharemos predicar”. Que propuesta. Sin dudarlo ni un instante Luis Graf aceptó e hizo lo que más sabía, orar. Puedo imaginar que esta oración fue muy similar a la de Ana, poca en palabras pero de corazón contrito y humillado. Son aquellas oraciones de las cuales uno sabe que solo por intervención divina podrá suceder un milagro, son oraciones que llegan al corazón de Dios. Luis Graf aprendió el valor de la oración por una persona, así clamó con todo su corazón por la vida del jefe de este pueblo.
Cuando llegó al líder, el Espíritu Santo lo revistió con una autoridad sobrenatural. ¡Al poner las manos sobre él inmediatamente Dios le sanó! Lo increíble es que de todo el pueblo solo dos personas aceptaron a Cristo después de ver ese sobrenatural milagro. Este hombre y su esposa llegaron a ser los abuelos del reconocido evangelista Reinhard Bonnke. Aparentemente esta oración había sido un total fracaso, pues solo dos personas fueron salvas; pero nunca debemos olvidar que ninguna oración hecha con un corazón sincero es en vano, cada oración es escuchada por nuestro Padre celestial.
La oración de Luis Graf por una persona hizo historia, en otras palabras fue eficaz. Este hombre logró transmitir lo que recibió a sus generaciones. La oración por uno si hizo historia, pues fruto de esto un hombre asumió su llamado y le ha predicado personalmente a más de 120 millones de personas.
El Señor puso algo especial en mi corazón y es asumir desafíos semanales. Para poder conquistar es necesario retarse diariamente, es por eso que el desafio de esta semana es pedirle a Dios que nos muestre una persona por la cual dedicaremos un tiempo en oración. Veremos el fruto de la oración por uno, lo ideal es que sea una persona que conozcas pero que no le ha entregado su vida a Jesús.
Créele al Señor que él usará tu vida para que prepares el camino y Jesús pueda llegar a esa vida. De tu oración depende esa persona.
Créeme que la oración del justo puede mucho, tu eres aquel justo que el Señor quiere levantar en este tiempo. ¡Despierta a la oración!
