«¿HASTA DÓNDE DEBO LLEGAR POR AMOR A MI FAMILIA?»
Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar 
de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo 
citáramos, como sigue:
«Un día mi esposa, después de seis años 
de matrimonio, me llamó aparte y me dijo que se quería separar. Dijo que
 quería su parte de las propiedades. Todo como me lo pidió se lo di. No 
le importó que al llevarse la mitad de los negocios, yo iba a la ruina. 
Igual se los entregué.
»Con el tiempo, todo lo perdió... Yo 
entonces le pedí que volviera a casa. Sé bien que no me quiere. Ella me 
lo dijo muchas veces. Pero ahora mi hijo es feliz otra vez.
»¿Vale la pena mantener el hogar cuando sólo yo tengo amor en mi corazón? ¿Hasta dónde debo llegar por amor a mi familia...?»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Lo
 felicitamos por ser un hombre con entereza de carácter, más interesado 
en el bienestar de su hijo que en el suyo. Ese es un rasgo excepcional 
en estos tiempos en que vivimos. De veras es encomiable que usted esté 
dispuesto a sacrificar su propia felicidad a fin de que su hijo pueda 
crecer feliz....
»¿Se ha portado mal su esposa? ¡Claro que sí! 
De ninguna manera justificamos lo que ella ha hecho. ¿Ha sido esta una 
terrible experiencia para usted? Sin lugar a dudas. Pero usted ha 
reconocido sabiamente que su hijo no debe tener que sufrir a causa de 
los errores de la mamá.
»El carácter que usted ha mostrado al 
estar dispuesto a perdonar una y otra vez es como el de nuestro Padre 
celestial. De hecho, hay una historia que forma parte de la Biblia 
porque Dios quiso enseñarnos lo mucho que está dispuesto a perdonarnos y
 a darnos otra oportunidad cuando lo hemos herido repetidamente. Es la 
historia de Oseas, que se casó con una mujer que lo abandonó a él y a 
sus tres hijos una y otra vez, y hasta le fue infiel. Pero Dios le dijo a
 Oseas que volviera a mostrarle amor a su esposa,1 y Oseas lo hizo, 
quizá porque Dios se lo dijo, y quizá porque sabía que era lo mejor para
 sus hijos.
»Muchos afirman que aman a Dios. Le piden favores y 
claman a Él cuando están en apuros, pero nunca han sentido devoción por 
Él. Nunca lo han amado tanto como para que sea parte importante de su 
vida diaria. Por el contrario, se aprovechan de Él para satisfacer sus 
propias necesidades, tal como su esposa está haciendo con usted. Y con 
todo Dios sigue dispuesto a amarlos y a tener una relación personal con 
ellos. Él les perdonará los pecados cuando se lo pidan, gracias al 
sacrificio de su Hijo Jesucristo en la cruz.
»Tal vez su esposa 
no le haya pedido a usted perdón. Y tal vez ella no haya reconocido 
siquiera que se ha portado mal. Pero cuando usted sigue amándola y 
mostrándole cariño, le está dando un ejemplo piadoso a su hijo. Y de 
aquí a que él sea adulto, es posible que esa mujer que es esposa suya y 
madre de él haya cambiado su actitud y su comportamiento como resultado 
del amor que usted le ha mostrado.
»¡Le deseamos que sea feliz!
»Linda y Carlos Rey.»
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