Nuestro Padre merece tiempo y dedicación. Nunca te canses de agradecer sus bendiciones y atenderle como se merece.
Servicio y unción
Muchas veces tenemos una actitud 
incorrecta cuando trabajamos. Si ya nos pagan por lo que hacemos, ¿por 
qué siempre esperamos que nos agradezcan? Esto es realmente un problema 
social. Actuamos mal si en nuestro trabajo, además de llegar tarde, 
salir temprano y recibir un pago, queremos escuchar palabras de 
agradecimiento por nuestro esfuerzo. Intentemos mejorar la cultura 
laboral. Los subordinados pensemos en nuestros jefes y los jefes piensen
 en sus trabajadores.
Actualmente se habla de una crisis 
económica muy grande. Es seguro que las empresas empezarán a despedir a 
los menos eficientes. Hay que trabajar cada día mejor para ser los 
últimos en esa lista de despidos. Los cristianos esforzados seremos 
testigos de las promesas del Señor, porque se cumplirá la Palabra que 
dice: “no he visto justo desamparado ni a su cimiente que mendigue el 
pan”. Una situación financiera difícil pone a prueba nuestra fe. No 
pongas tus ojos en el sistema económico del mundo. Enfócate en el 
sistema económico de bondad y generosidad del Señor.
Mejora tu calidad de servicio. Piensa en
 tus clientes y además en tus jefes y superiores. Y lo más importante, 
no te olvides de atender al Señor Jesús como se merece. Sin importar 
cuánto trabajo hagas por el Reino, nunca dejes de atender al Rey. 
Obedece las órdenes, pero también atiende a quien te las manda.
Recuerda que el siervo tiene la 
oportunidad de comer de la misma comida del amo, solamente si le atiende
 y espera que termine de cenar. Cada vez que atendemos, adoramos y 
bendecimos, recibimos el mismo trato.
En el libro del Éxodo dice que el Señor 
envió a Moisés a que el pueblo recolectara las especies que servirían 
para obtener el aceite con el cual serían ungidos. Todos queremos ser 
ungidos, pero primero debemos fabricar el aceite que Dios utilizará para
 ello. El amor que cosechamos sale del amor que sembramos.
Expresiones de amor
En Apocalipsis 2:2-5 leemos:
 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes 
soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y 
no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido 
paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has 
desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las 
primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero 
de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Debes expresar el amor con obras y con 
gestos de afecto. Sirve arduamente al Señor y trabaja sin descanso por 
Su obra, pero también dale tiempo de adoración. Alábalo, exprésale el 
amor y agradecimiento que te inspira, sin dejar de trabajar en el 
ministerio. Encuentra el balance entre tu tiempo de servicio y atención 
al Señor.
Cinco formas de atender al Señor
La primera forma eficaz de atender al Señor está en Juan 4:23: Mas
 la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
 Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
 busca que le adoren.
Todo adorador corre el bendito riesgo de
 ser encontrado por Dios. Él no busca quien quiere adorarle, busca a 
quienes ya le adoran. Por cansado que termines el día, cíñete, levanta 
tus manos al Señor y adórale. Si Dios te ha bautizado en el Espíritu 
Santo y te ha regalado sus dones, úsalos para alabarlo. Aunque no sepas 
cantar o tocar un instrumento musical, ayúdate con la tecnología. Yo 
desafino hasta los timbres que toco, así que siempre llevo un 
reproductor de música que haga de mi alabanza algo grato al Señor. 
Atenderlo me mantiene fresco y listo para trabar en Su obra. Dale un 
tiempo especial para que tu mente y sentidos se concentren en Él y te 
renueve. Más allá del tiempo, lo importante es la dedicación con la que 
lo hagas. Si vas de regreso a casa en tu automóvil y estarás mucho 
tiempo en el tráfico, puedes poner música de adoración y darle esos 
momentos sin interrupciones, concentrado y sin responder el celular. 
Puedes también aprovechar cualquier momento de soledad para buscarle y 
adorarle en intimidad.
Mucha gente me pregunta cuánto tiempo 
oro, pero nunca respondo. Se equivocan al pensar que es el tiempo lo que
 hace poderosa la oración y no Dios a quien se ora. Es como preguntar de
 cuántos minutos debe ser un beso para la esposa. La Biblia dice: “la 
oración eficaz del justo puede mucho”. No “la oración extensa puede 
mucho”. Cuando aprendes a orar con eficacia y calidad la cantidad deja 
de importarte y te conviertes en un adorador de corazón.
La segunda forma de atender a Dios la encontramos en 1ra. Tesalonicenses 5:18: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Si vives agradecido por la oportunidad 
que tienes de trabajar, dejas de protestar por la tarea que te asignan. 
Protestar no es expresión de agradecimiento. Debes agradecer en todo 
momento, incluso en las situaciones desagradables. Cuando experimento 
dificultades, me quebranto, sufro y también doy gracias, pero nunca 
reniego o cuestiono la voluntad divina, porque estoy convencido que 
todas las cosas obran a bien para quienes aman al Señor. Agradece 
siempre con todo el corazón, por tu trabajo, por tu sueldo y tu familia.
 Con Sonia siempre damos gracias juntos. Al final del día y después de 
adorar cada quien al Señor, nos abrazamos y agradecemos por todas las 
bendiciones recibidas, luego pedimos perdón por las ofensas que hayamos 
cometido. Esta costumbre ha fortalecido mucho muestro matrimonio.
Ve donde tus hijos, abrázalos y dale 
gracias a Dios por su vida, asegúrate que ellos escuchen y sientan tu 
agradecimiento por tenerlos junto a ti.
La tercera forma de atender al Señor nos la revela David en Salmos 4:8: En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Es impresionante pero esta frase la dijo
 David en medio de una guerra. Si él fue capaz de dormir confiado en una
 situación así, también nosotros podemos hacerlo. Vive y duerme 
tranquilo porque Dios está contigo. La confianza es un arma poderosa 
contra Satanás. Tiger Woods, el mejor jugador de golf del mundo, 
demuestra su confianza antes de cada torneo. A diferencia de los otros 
jugadores, no utiliza un molde para marcar la línea recta en su pelota 
que le ayudará a alinear el putt.
Simplemente toma la pelota y a mano 
traza la línea. Así demuestra que tiene seguridad en sí mismo y no le 
tiembla el pulso. Cuando Satanás esté frente a ti, haz lo mismo, 
demuéstrale tu confianza y huirá. Para ganar un partido de basketball en
 el último momento, el entrenador envía al encestador con más sangre 
fría, porque sabe que la confianza que tiene lo hace capaz de soportar 
la presión y encestar en el segundo preciso. En la vida ganan los 
confiando. Repite una y otra vez: “En Cristo Jesús todo lo puedo, todo 
lo puedo en Cristo Jesús”.
El cuarto consejo sobre cómo atender a Dios nos lo da Efesios 4:26-27 : Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
Dormir enojado le abre las puertas al 
diablo. Si tienes costumbre de terminar el día lleno de rencores y mal 
humor, no te quejes por la opresión diabólica. La Biblia es clara, 
puedes enojarte pero no pecar por ello. Nunca tomes decisiones enojado. 
Decir que no dormirás molesto no significa que no dormirás, significa 
que buscarás la paz antes de dormir. Deja de lado tu enojo y descansa en
 el Señor.
Finalmente, el quinto consejo lo 
encontramos en Lucas 2:49: Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? 
¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
Esto lo dijo Jesús cuando tenía doce 
años. Tenía muy clara su visión de la vida. Imítalo, revisa la visión de
 tu vida. Jamás te acuestes sin proponerte servir al Señor al día 
siguiente y pedir fuerzas para ello. Es necesario atender los negocios 
de nuestro Padre. Atiéndelo a Él y también a su Reino. Obedece Sus 
mandatos pero no te olvides de atender a quien te los dio.
Agradece a Dios todo su amor y Palabra. Atiéndele como se merece.
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