Es necesaria la hidratación en el curso de las sesiones de
natación a fin de compensar las pérdidas de azúcar y evitar la
deshidratación.
El adulto necesita sobre 2,5 litros de agua por día, en condiciones
normales de temperatura. 1,5 litros los debemos ingerir con agua y el
resto en comida.
Cuando practicamos deporte, esta cantidad de agua varia, cada
deportista tiene un equilibrio de líquido diferente, es decir, el atleta
tiene que medir su perdida de líquido calculando: los cambios en la
masa corporal, antes y después de hacer cualquier actividad; el volumen
de las botellas de bebida durante la sesión y la pérdida urinaria.
Igual que otros deportes, la natación también causa pérdidas
hídricas, sobre todo cuando la temperatura del agua se aproxima a los 240
C o los supera y las sesiones de entrenamiento son de larga duración,
pero, no solo la perdemos a través del sudor, sino que también disipamos
elementos minerales en el trascurso de una sesión bastante dura, aunque
el cálculo del balance líquido tiene limitaciones, cuando se aplica a
deportes acuáticos, porque es más difícil medir la cantidad de agua que
ha absorbido la piel, que ha ingerido el deportista accidentalmente o
las pérdidas urinarias en el agua.
No pasa lo mismo en las competiciones de corta duración, que implican
una carga de trabajo sostenido de alta intensidad, la duración es tan
breve, que es poco probable que se asocie con niveles de pérdida de
líquidos y energía que pueda limitar el rendimiento.
En competiciones de gran impacto con agua muy fría, la deshidratación
también es un obstáculo, ya que el metabolismo se acelera más porque
el cuerpo se esfuerza para mantener un núcleo de salud a la temperatura
corporal adecuada.
En el caso de aguas calientes, el aumento de la temperatura del
cuerpo corporal se relaciona a menudo con fatigas y deshidratación
también. La reposición de líquidos antes y durante la natación
prolongada en aguas calientes reduce la elevación de la temperatura
corporal y en la ampliación de la resistencia. Hay estudios que
demuestran que la ingesta de una bebida fría (no congelada) antes y
durante el ejercicio en ambientes calurosos reducen la tensión
fisiológica (menor acumulación de calor) y mejora la capacidad de
resistencia.
Las duras condiciones del viento, mareas y corrientes relacionadas
con el agua requieren mayor gasto energético y por lo tanto mayor
necesidad de hidratación.
La ingesta de líquido durante la competiciones también se tiene que
entrenar y saber en que momentos podemos ingerir las bebidas para
deportistas.
Después de la actividad es muy importante reponer líquidos, si no nos
hidratamos, la sangre se vuelve más densa y la repetición de esfuerzos
implica el riesgo de causar una destrucción de ciertas partículas
encargadas de transportar el oxígeno en la sangre. Algunos casos de
anemia descritos entre los nadadores podrían derivarse así de la
ausencia de compensación de las pérdidas hídricas en el curso de las
sesiones. Dado que una preparación intensiva puede conducir a varias
horas de natación al día, incluso en los jóvenes, es indispensable
absorber líquidos.
En conclusión, los nadadores deberían seguir estas claves importantes para estar hidratados:
- Determinar que cantidad de agua necesita su cuerpo.
- 2 horas antes del ejercicio, los nadadores deberían ingerir sobre 500 ml. de agua o bebida deportiva para ayudarles a hidratarse antes de la actividad.
- Para actividades de moderada intensidad de larga duración de 30 minutos o más, requiere de rehidratación periódica, cada 20 minutos aproximadamente.
- Manuel Arasa Gil (2005). Manual de nutrición deportiva. Ed. Paidotribo. ISBN: 84-8019-859-1
- Burke (2010). Nutrición en el deporte. Un enfoque práctico. Ed. Medica Panamericana. ISBN: 978-84-9835-195-8
- Nancy Clark (2010). La guía de nutrición deportiva. Ed. Paidotribo. ISBN: 978-84-9910-047-0
- Denis Riché (1998). 80 preguntas y respuestas sobre la alimentación del deportista. Ed. Hispano Europeo.
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